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| Aprenentatge i Servei

Carta realizada conjuntamente con Marina Riera Retamero y enviada a distintos departamentos de la universidad.



Barcelona, 24 Noviembre 2014


APRENDRE I TRANSFORMAR LA UNIVERSITAT COM A AGENT DE CANVI SOCIAL

A quién se requiera,

Somos dos estudiantes de Bellas Artes en la Universidad de Barcelona que el pasado 6 de Noviembre asistimos a las jornadas realizadas en la facultad de Economía y Empresa llamadas ‘Aprendre i transformar la universitat com a agent de canvi social’. Queremos exponer nuestro punto de vista, y nuestras cuestiones entorno a tal experiencia, centrándonos en la mesa redonda que presenciamos como espectadoras, realizada al principio del evento. Esperamos que esta carta comporte una reflexión y una respuesta.


Para empezar, nos genera contradicciones pensar que unas jornadas cuya premisa es cambio y transformación sean encabezadas por un alto cargo de la misma Universidad. Pensamos que quizás sea una estrategia del poder para dar una imagen de progreso inexistente, de voluntad reformadora cuando no la hay. Así mismo, creemos que si no se contara con la presentación de este alto cargo, estas jornadas podrían suponer una iniciativa de resistencia y cuestionamiento del sistema vigente. Ése sería quizás, el sentido de un lugar para la transformación con voluntad de cambio. Sin embargo, nos preguntamos si sólo servirá para que puedan construirse una representación impostada de lo que no son (ni desean).

Aprendizaje y servicio es planteado como relativo a la ‘innovación docente’ pero constantemente nos preguntamos ¿qué tipo de innovación docente? Por ejemplo, nos genera dudas el proyecto propuesto en farmacia: Se les enseña a los niños de quince años las consecuencias del alcohol con materiales didácticos que han realizado los mismos estudiantes; creemos que esto puede ser interesante si los estudiantes tienen recursos y formación como para poder realizar material pedagógico que no repita y copie los mismos recursos que el departamento de Sanidad ya dispone. O sea, si los estudiantes de farmacia fueran la voz real que aconsejara a los adolescentes y no sólo el canal por el que transita un mensaje archiconocido. De no ser así pensamos que no existe ningún tipo de innovación docente sino un acuerdo entre hospitales y facultad para que los universitarios (y no otro personal sanitario) realice esta tarea de forma gratuita.

ApS es útil: Si se trata de la vinculación de proyectos académicos a un servicio a la comunidad deberíamos pensar el porqué. ¿Necesita la comunidad este tipo de servicios? o son más bien una necesidad de la universidad para introducir a sus estudiantes en un sistema laboral concreto? ¿camuflar la mercantilización de la educación dando una imagen altruista? En la mesa redonda se procede a explicar cómo les ha servido el proyecto ApS. ¿En qué sentido emplean el verbo ‘servir’? ¿Por qué no se plantea qué incidencias ha tenido en la comunidad donde han realizado el servicio? ¿Eso no está sujeto a valoraciones? ¿No importa? O sólo cuenta el servicio en sí, como asignatura necesaria dentro del currículum universitario para completar los posteriores requerimientos empresariales. Notamos que existe un constante recalco sobre el beneficio de dicha actividad en el propio estudiante. Jamás es mencionada la incidencia de sus tareas en el espacio social donde actuaban. De esta manera comprendemos que los proyectos APS siguen cerrados dentro de la misma universidad y que solamente salen ‘fuera’ de ella para la utilización del otro en favor de un fin. Pensamos que esto refleja como es constituida la Universidad actualmente, en que ha dejado de ser un derecho a un espacio donde generar y adquirir conocimiento, para devenir un servicio exclusivo para ciertos usuarios.

El lado humano” Se subraya constantemente la importancia de este programa para incidir en el lado humano de la facultad. Hecho que suena paradójico y nos lleva a concluir que hay una falta flagrante de humanidad en la universidad. Cuando las carreras que no son de humanidades están alcanzando su máximo esplendor/reconocimiento, al mismo tiempo que el sistema estandariza y deshumaniza la trayectoria estudiantil (de cualquiera de las carreras) en el sí de un modelo cada vez más frívolo, nos parece cosa de maquillaje que estos actos se valoren según la sensación de estar haciendo una tarea humana.

Paralelamente, creemos que no nos equivocamos cuando relacionamos estas iniciativas con la Obra Social La Caixa. Primeramente por la cuestión de financiación y soporte: la Caixa es uno de los contribuidores. En segundo lugar nos parece que la ideología de ambas entidades (la Universidad de Barcelona y la Caixa) es la misma: sus formas de ser y proceder no son desde luego sociales, desinteresadas, éticas, ni caritativas y sin embargo mantienen siempre un departamento destinado a representarse a sí mismas como impulsores de todo aquello que lastiman. La mesa redonda destilada algo con regusto a caridad, una buen fármaco para el dolor de consciencia.

Jamás se habla del contexto detonante de las tareas en las que participan. Como si cada uno de sus proyectos de ApS fuera un hecho aislado y casi anodino de una realidad regular. Sus intervenciones se acercan a medias al problema, de una forma tan superficial que uno duda de la repercusión real que sus servicios puedan tener. Por ejemplo en el caso del proyecto llevado a cabo por estudiantes de diseño donde decían ‘ayudar a personas con riesgo de exclusión social de forma sostenible’. Se han preguntado verdaderamente qué cambio social esperan? o ApS solamente funciona para la universidad como una regulación y adoctrinamiento sobre la puesta en práctica de los conocimientos del estudiante? En nuestra opinión uno de los muchos fallos de ApS reside en el mismo planteamiento de la actividad, donde quizás no se promueve la experiencia real del estudiante en el contexto vigente en cada comunidad, de manera que acaba siendo más bien una práctica colonizadora o un parche, una solución superficial aislada de realidades colindantes.


“Mi trabajo de investigación servirá de algo, después.” Los estudiantes de la mesa redonda comparten su satisfacción por saber que sus TFG podran tener un uso o un desarrollo posterior. Pensamos que ésa debería ser la utilidad de un trabajo de investigación, que no quedara relegado al simple ejercicio académico. Así pues, ¿El sentido de las investigaciones (o uno de ellos) no es justamente el de generar conocimiento [pudiendo éste ponerse en relación posteriormente con otros procesos]?

Como ejemplo de una buena resolución del proyecto encontramos la exposición de un estudiante de Derecho. Quizás por ser el que mejor se expresaba de la mesa redonda (puesto que también debería ser considerada la dificultad con la que han podido dar conclusiones sobre su propia experiencia, tanto estudiantes de grado, como incluso los de máster) su propuesta en torno este proyecto nos ha parecido interesante (se trata de una clínica de ayuda en derecho inmobiliario creada por estudiantes, y para ayudar a estudiantes también, de forma gratuita. Así mismo los estudiantes pueden escoger hacer las prácticas obligatorias en la misma) puesto que supone un paso hacia la autogestión y empoderamiento del estudiante sobre los recursos aprendidos para llevar a cabo una actividad ajena a otra institución/empresa.

“Detrás de las etiquetas jurídicas hay personas. Eso a veces no se contempla”. El apunte que expone este estudiante de Derecho nos parece muy pertinente, sin embargo, después de las exposiciones de los demás entendemos que, ni los estudiantes de Medicina, ni los estudiantes de Derecho (dos oficios de obvio trato con personas), no reciben una formación pedagógica o de trato humano en el currículum normalizado de sus facultades, si no es en un plano de “innovación”. Y si no es así, no nos ha parecido que esta formación haya tenido repercusión en estos alumnos que han llegado hasta ApS.

Financiamiento ético: En la misma línea, nos genera bastante incomodidad pensar que es necesario realizar el trabajo de fin de grado en la facultad de económicas dentro del plan de ApS para que se pongan en práctica mecanismos de financiamiento ético y solidario. Nos preguntamos si la facultad no se ha planteado la necesidad de abordar su plan pedagógico desde esta perspectiva o simplemente espera a que algunos de sus estudiantes se adhieran a esta propuesta como un residuo alternativo al procedimiento ordinario de los planes docentes.

“Tocar la realidad.” La estudiante de Trabajo Social comparte su experiencia sobre el proyecto de ApS. Es la primera vez, según nos da a entender, que desarrolla un proyecto de trabajo social en un ambiente social. Nos sorprende que en el currículum pedagógico de una carrera como Trabajo Social no se haga trabajo social. Cuando, consideramos que, como en Bellas Artes, a partir de los cursos más avanzados se debería trabajar (con el marco teórico pertinente) sólo a través de proyectos. Asimismo, durante la sesión se recalca una dicotomía (casi jerárquica) entre dentro de la universidad y fuera de la universidad. Perspectivas que separan universidad y “vida real”; estudiantes y “personas”; proyectos universitarios y “proyectos con personas”... ¿El sentido de la universidad es circular sobre el mismo aprendizaje? ¿No debería ser el de construir conocimiento (dentro y fuera del centro)?

La voz de los estudiantes. Finalmente, un asistente lanza una pregunta a los estudiantes de la mesa redonda: “¿Creéis que las propuestas de proyectos de Aprendizaje-Servicio las podrían elaborar los mismos estudiantes?”, casi por unanimidad los estudiantes consideran muy difícil que sus propias propuestas puedan tener interés o repercusión, inciden en que la comunicación con los docentes se hace muy complicada. Prácticamente todos los proyectos presentados han sido propuestas lanzadas desde la docencia. Los tutores delegan la responsabilidad al plan docente y la burocracia, las pautas marcadas desde la universidad. ¿No son los estudiantes los que pueden transgredir las prácticas de la universidad? ¿Se puede considerar un agente de cambio social unas prácticas que no cuestionan los patrones de la Academia? ¿Dónde queda la voluntad de generar pensamiento? Si estudiantes de máster y doctorado trabajan bajo propuestas desarrolladas por sus tutores, ¿no se repiten patrones de trabajo sin ningún agente de cambio?

No existe ningún momento crítico o reflexivo sobre lo que se está haciendo. Consideramos que esto es primordial para poder afrontar una posterior transformación o cambio de cualquier índole. Simplemente se adecua un procedimiento ‘aprendizaje y servicio’ a un plan de estudios. No existe fricción ni recelos, porque no ha supuesto ningún cambio a nivel facultativo.

“Proyectos que no se habían hecho nunca”. Como última aportación, notamos que se habla de los mecanismos que utiliza el Aprendizaje-Servicio [el trabajo por proyectos, el aprendizaje autónomo, el tránsito de estudiantes fuera de la Universidad] como una propuesta totalmente nueva, cuando, si bien es verdad que no son prácticas estandarizadas, existen grupos de investigación que ya trabajaban en estas líneas en la UB.



Gracias por la atención,


Marina Vaquero Latorre
Marina Riera Retamero